El Soleil Royal

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Construcción de un barco

La construcción de la maqueta de un barco es una experiencia única. A diferencia de otros tipos de reproducciones, requiere materiales naturales como la madera, cuyo empleo necesita de ajustes y técnicas específicas. Una típica maqueta de barco, incluso si se trata de un producto presentado presentado en una caja de montaje, no tiene nada que ver con un kit de plástico: cada pieza tiene que adaptarse y, por así decirlo, modelarse antes de colocarla. La construcción es progresiva, evoluciona poco a poco, pasando de una fase a la siguiente, y cada etapa exige una experiencia y un saber hacer diferentes.
Quien aborda por primera vez esta afición quizá tendrá, al principio, dificultades para comprender cómo es posible completar una reproducción majestuosa (impresionante y fiel hasta el último detalle a una gran nave, dotada de todos sus mástiles, velas, cañones y equipamiento) a partir de un montón de piezas contrachapadas sueltas. Sin embargo, conseguirlo está al alcance de todo el mundo, incluidos quienes no son particularmente hábiles en los trabajos manuales. No obstante, es evidente que la experiencia facilita mucho el trabajo. Durante la construcción de una maqueta naval de madera, sea la que sea, se pasa inevitablemente por fases delicadas y momentos críticos: algunos son inevitables, otros exclusivos de un determinado tipo de maqueta. Pero todos estos problemas ya los han encontrado y solucionado modelistas que más allá de sus conocimientos individuales han aplicado simplemente técnicas y métodos nacidos de su experiencia.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Las curvas del beque y otros elementos de la plataforma para el mascarón de proa


La estructura que se prolongaba más allá del codaste (límite anterior del casco) se componía de numerosos elementos, caracterizados por una elaboración compleja y por sus líneas predominantemente curvas. Entre estos componentes, los más vistosos eran los horizontales, que unían el beque a la proa del buque y estaban situados en varias líneas de longitud decreciente, de arriba hacia abajo.
La curva del beque (nombre que se da a este elemento singular) era una tira de madera larga y curvada, frecuentemente dorada y muy ornamentada. Estas piezas eran colocadas con la ayuda de elementos más pequeños, dispuestos en vertical, llamados serretas (ver Imagen 29). El conjunto, aunque no desempeñaba funciones estructurales, tenía suficiente robustez para permitir en el espacio que restaba libre entre la proa del casco, las curvas superiores y el beque la instalación de una base: la plataforma para el mascarón de proa.


Imagen 29

La plataforma del mascarón de proa

Servía de espacio para las maniobras, pero la plataforma también era una zona de paso para la tripulación (aquí se situaban las letrinas de los marineros). Se utilizaba especialmente para la maniobra de las velas de la proa (el bauprés atravesaba la plataforma) y para las operaciones del pescante del ancla, que estaba montado en diagonal a la plataforma.
En la parte anterior, un mamparo marcaba el límite de la cubierta del castillo. Allí se encontraban los accesos a la plataforma, las aperturas para los cañones de caza (los cañones que disparaban hacia adelante) y las instalaciones sanitarias de los oficiales (en un lugar muy resguardado y reservado, en comparación con las de la tripulación, que estaban completamente expuestas; ver Imágenes 30 y 31). El diseño de estos elementos no se alteró de manera significativa entre mediados del siglo XVII e inicios del siglo XIX, manteniendo sustancialmente su estructura. Tan solo evolucionaron los aspectos formales y estéticos, más por causa de los diversos estilos de cada país que por verdaderas diferencias funcionales. La riqueza ornamental de toda la sección y la complejidad de la construcción hacen del conjunto de proa, incluso hoy en día, una de las áreas más bellas e interesantes del buque.


Imagen 30


 Imagen 31

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